Cada día, la práctica de deporte de forma habitual es más frecuente, tanto en edades muy tempranas como en edades más avanzadas.
Los tipos de deporte son cada vez más variados y en muchos casos más extremos: hace pocos años el triatlón y las ultramaratones eran deportes casi desconocidos y practicados por muy pocos, y las carreras de larga distancia no gozaban de la popularidad y el número de aficionados que tienen hoy en día.
Además, el tipo de deportista aficionado ha cambiado: cada vez más, personas en sus 50 y 60 realizan deportes de alta demanda y con un nivel de competitividad que antes parecía exclusivo de profesionales.
Con nuevos deportes, más competitividad y nuevos tipos de pacientes, aparecen nuevos problemas y nuevos retos. Es aquí donde cobra importancia el papel de los traumatólogos dedicados a la medicina deportiva, pues hemos tenido que desarrollar nuevas y mejores soluciones, que permitan al deportista no profesional que una lesión sea sólo un bache en su carrera deportiva, y no un punto y final.
Por supuesto, las patologías más habituales asociadas a deportes “clásicos” siguen siendo una gran parte de nuestro día a día, con el fútbol, por número de personas que lo practican y la cantidad de lesiones que asocia, jugando un papel destacado en nuestra práctica diaria. También estos problemas antiguos, como las lesiones de meniscos y cruzados en los futbolistas o jugadores de baloncesto, suponen un reto, pues nuestro esfuerzo por mejorar los resultados y minimizar el tiempo de recuperación y las molestias para el paciente siguen siendo una preocupación diaria que guía nuestro camino hacia la excelencia.
En la traumatología deportiva hay ciertos factores específicos a tener en cuenta y, como siempre en medicina, un diagnóstico correcto y precoz es la clave para un resultado satisfactorio. Es desde este punto donde buscamos una atención especializada y dirigida: conocemos los tipos de patologías más frecuentemente asociados a cada deporte y muchas veces sólo hablando con el paciente y conociendo cuál fue el mecanismo de la lesión podemos dirigir el diagnóstico de forma muy específica. Este enfoque, centrado en el tipo de deporte y el mecanismo de la lesión, va a guiar todo nuestro tratamiento.
Adaptamos la cirugía y el programa de rehabilitación no sólo a la modalidad deportiva sino también a las características de cada persona. Hablar con nuestro paciente, para conocer no sólo su nivel de actividad, sino también sus expectativas de recuperación y objetivos, es el primer paso para diseñar un plan de tratamiento adecuado y específico para cada persona.
Todo esto es posible gracias nuestra experiencia en este campo concreto: la cirugía del ligamento cruzado anterior, las lesiones meniscales, lesiones complejas de rodilla, la patología del hombro, las tendinopatías (tanto agudas como por sobrecarga) o incluso las menos frecuentes fracturas de estrés, constituyen nuestra práctica diaria, tanto a nivel clínico como investigador. Así, podemos ofrecer a cada paciente una atención personalizada, centrada en el deporte que practica y en sus objetivos personales, prestada por unos profesionales con amplia experiencia.
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